Chocolate y Menta

A Remus le gusta el chocolate. Le gusta de todas las formas posibles: le gusta a la taza en esos días en los que la nieve cubre Hogwarts y sólo tienes ganas de quedarte junto a la chimenea y Sirius viene de la cocina con el chocolate y unas pastas; le gusta en forma de helado cuando hay un verano caluroso, le gusta lamerlo de arriba abajo mientras Sirius se le queda mirando extasiado; también le gustan las barras, que puede comer en primavera mientras lee bajo un olmo mientras Sirius intenta robarle un poco y se enfada en broma cuando no le da; le encantan los bombones, sobretodo si vienen en una caja como la que trae Sirius bajo el brazo y cuando es él el que se los regala con todo su cariño porque sabe que nada le hace más feliz, pero se equivoca, porque lo que le hace más feliz aún que le regale esos bombones con forma de corazón y relleno de menta, es compartirlos con él en un beso y luchar lengua contra lengua por el último trocito.

A Sirius le gusta la menta. De pequeño la odiaba, la menta era demasiado fuerte para su paladar infantil, pero cuando creció y conoció a Remus se hizo adicto a ella. Si le preguntas por qué le gusta, no sabe responderte, pero en su subconsciente guarda en recuerdo de Remus ofreciéndole en el Expreso de Hogwarts, bombones con relleno de menta durante su primer día. Desde entonces no ha parado de comer menta: le gusta hacer pompas con los chicles y explotárselas a Remus en la cara y que ponga esa carita de enfado que lo vuelve loco; le encanta comer pastelillos de menta y dejarle el hojaldre a Remus porque sabe que le chifla; pero sin duda, lo que más le gusta es llevarle bombones de menta a Remus y que sus ojos dorados se iluminen de tal forma que parece que te deslumbran. Pero sin lo que realmente no puede vivir es sin esos besos que comparte con Remus, con el sabor a chocolate y menta llenando todos sus sentidos de una forma asfixiante.

James intenta explicar, sin éxito, la adicción de ambos chicos con todo tipo de teorías absurdas. Dice que a Remus le gusta el chocolate porque es una especie de antidepresivo post lunar llena; piensa que la obsesión de Sirius por la menta tiene que ver con que le gusta estar siempre perfecto y la menta deja buen aliento. Puede que las teorías de James no sean tan absurdas, porque es verdad que Sirius es un vanidoso de primera y que siempre le gusta ir como un pincel ( su desordenado pelo negro azulado y la corbata a medio abrochar forman parte de su plan estratégico) incluyendo su aliento. En cuanto a Remus, también es cierto que Remus se siente mucho mejor cuando después de una transformación se come un trocito de chocolate. Pero esa no es la verdadera razón, y aunque James ni si quiera lo intuya, lo más importante de todo esto no es que a Remus le guste el chocolate o a Sirius la menta, porque, realmente, seguramente a Remus no le reconfortaría tanto ese chocolate si no se lo diera Sirius y Sirius seguramente no se tomaría tantas molestias en su arreglo personal si no quisiera que Remus se fijara únicamente en él.

A Remus le gusta el chocolate, a Sirius la menta, pero lo que realmente anhelan es estar juntos para siempre.



Chocolate y Menta, Lor Lupin y KSan Potter.