Para la Señora...

De la cual no sé el nombre.

Soy yo, el niño de hoy en la tarde. Son las 3 de la mañana en el reloj de mi pieza, y las 2:52 en el de mi computador, y aun no puedo dormir.
Cuando me acosté, me puse a pensar en mi día, y la recordé. Hoy fue la segunda y tercera vez que CREO verla en mi vida, y espero que no sea la última.
Suena feo pero, en verdad, el saber de su caso me da pena, tristeza, impotencia mejor dicho, hace que me duela todo el pecho, como si usted fuese de mi familia o algo similar y no puedo dejar de ayudarla cada vez que la veo, aun que... mi ayuda es poca, y sé que podría ayudarla más, por eso espero volverme a encontrar con usted, para poder hacerlo.
Hoy intentó "venderme" una de esas imágenes donde a Dios lo dibujan majestuoso, con su barba y lleno de luces[ la imagen de él que tengo desde que era niño], y le pedí que no me la diera, porque, si bien usted me recordaba, y yo también a usted, usted no recordaba que me dio una de esas imágenes, y que, aun que no lo crea, la tengo en el altar de mi pieza, el cual es chiquitito, pero hecho con cariño, y ahí está su presente, el que me dio en el primer encuentro.
Me fui a acostar con mis papás, como no lo hacía desde el terremoto, y si no hubiese sido por el terremoto, desde años atrás. Es, en estos casos, cuando no encuentro solución, y me supera todo, que voy con ellos, para tratar de encontrar consuelo y algo de ánimo[lo evito para tratar de demostrar que soy "grande" pero eso demuestra que aun soy todo lo contrario]. Mi mamá me preguntó que qué me pasaba, mi papá me hacía bromas, y yo me reía y decía que nada, hasta que mi mamá me escucho llorar[sí, soy llorón], le dije que le contaba en la mañana, pero... no me tomó en cuenta y recurrí, en mi desesperación, al "vomito verbal" y conté todo.
Mi papá, sé, que se hacía el dormido. Mi mamá me abrazaba y me escuchaba, para después decirme que rezara por usted, y yo, ahora, aquí, a las 3:11 de la mañana, escribiéndole, tratando de desahogarme.
No sé cómo terminar esto. No la conozco. No sé su nombre. No sé su edad. Sólo sé que está sola, no tiene a alguien físicamente con quien llorar y quien le diga que rece. No tiene casa. Pero, aun que no lo crea o suene cliché, yo estoy pensando en usted, en que rece, en que si quiere liberarse e imaginarse a alguien que le de ánimos, espero que me recuerde otra vez, porque yo sí la recuerdo, y sí la recordaré y, espero volver a verla para decirle esto, y preguntarle todo lo que no sé, y pueda saber que yo, Christian, estoy recordándola, pidiendo y rezando por usted.

Se despide, esperando volver a verla
Yo.